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miércoles, 19 de febrero de 2014

DEMÓCRITO DE ABDERA Y LA INTUICIÓN DEL ÁTOMO

Demócrito de Abdera vivió en aquella ciudad de Tracia, junto a la desembocadura del río Nestos, entre 460 y 370 a.C. Conocido sobre todo como filósofo presocrático, a menudo se olvida la faceta más científica de Demócrito, que también brilló como matemático. Su nombre tiene el significado literal de “el escogido del pueblo”, y en verdad Demócrito hizo honor a su nombre, pues siempre fue querido y honrado por sus paisanos. En los textos clásicos a menudo se le llama también el Milesio o el Abderita. Otro sobrenombre muy usual de Demócrito es “el filósofo que ríe”, acaso porque suele aparecer sonriente en las representaciones escultóricas cuya identidad se le atribuye.

Fue discípulo de Leucipo de Mileto, y viajó extensamente por Mesopotamia, Egipto y Persia, lugares en los que adquirió conocimientos de astronomía y geometría. Pero tal vez la aportación más conocida de Demócrito a la ciencia, fue la intuición del átomo. Para él la materia está formada por minúsculas partículas a las que dio el nombre de átomos (atomos), precisamente porque no pueden dividirse. Hoy conocemos la existencia de partículas subatómicas, todavía más pequeñas que el propio átomo. Sin embargo, a Demócrito debe atribuirse el mérito de intuir una naturaleza de la materia que en su tiempo, con una absoluta carencia de medios técnicos, resultaba verdaderamente revolucionaria.


En geometría se le atribuye el hallazgo de los volúmenes del cono y la pirámide. Como curiosidad final, conviene decir que en el mundo cultural del medievo, Demócrito fue considerado el primer ateo, ya que negó expresamente la existencia de los dioses. Curiosamente otros autores (singularmente Aristóteles) a pesar de haber vivido en época precristiana, ni siquiera fueron considerados paganos, pues se les atribuía una especie de religiosidad primitiva o “premonición” de Cristo, producto más de los deseos de quienes interpretaban sus textos, que del contenido real de los mismos. Muchos padres de la Iglesia invocaron la autoridad supuestamente teológica de Platón o Aristóteles. El caso de Demócrito es diferente. En la cristiandad medieval se le tenía con razón por ateo, lo que desgraciadamente contribuyó a la desaparición de parte de su legado.

Ummm… matar a mi jefe… ¿Me atreveré a vivir el viejo sueño americano? Homer Simpson.



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