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miércoles, 11 de junio de 2014

ALCALÁ SIN LA "A" Y EL ARTIFICIO DEL BARROCO

Alonso Alcalá y Herrera era un español que fue a nacer en Lisboa allá por 1599, cuando estaban unidos los reinos de España y Portugal. Se tomó muy en serio su condición de hispanoportugués, porque escribía en ambos idiomas con igual facilidad. Como vivir de las letras siempre fue difícil, y no era miembro de la nobleza ni tenía rentas, Alcalá y Herrera se ganó el sustento con su primer oficio, el de comerciante. Eso le permitió cultivar su afición por la pluma. La primera obra suya de la que tenemos noticia se publicó en portugués, y llevaba el prolijo título de Jardim anagrammatico de Divinas Flores Lusitanas, Hespanholas e Latinas (Lisboa, 1654). Algo rebuscadillo, si, pero ya se sabe que los portugueses son un poco exagerados para estas cosas. También en Lisboa, pero en 1679, se publicó (atención): Novo modo, curioso, tratado e artificio de escrever assim ao divino como ao humano com uma vogal somente, excluindo quatro vogais. Ya podéis ver por el título que Alcalá se propuso rizar el rizo escribiendo con una sola vocal cada composición…

Y es que, digámoslo de una vez, Alonso Alcalá y Herrera representa la quintaesencia del artificio en el barroco. En el Siglo de Oro muchos de nuestros paisanos se volvían locos por la escritura rebuscada y alambicada, así en verso como en prosa.
Además de estas dos joyas barroquzantes publicó en Zaragoza Corona y Ramillete de Flores satutíferas, antídoto del alma; y en Lisboa Varios effetos de amor en cinco novelas exemplares. Precisamente de este libro extraemos el texto digital que Biblioteca Bigotini os presenta hoy. Se trata de una novela corta titulada Los dos soles de Toledo (haced clic en la portada). Está compuesta por entero prescindiendo de la letra “a”. Esto es lo que en técnica literaria se llama un lipograma. Las otras cuatro novelas que forman el libro están escritas sucesivamente sin la e, la i, la o y la u. Si parece ya difícil hoy en día, imaginad cómo sería en el siglo XVII, cuando se escribía con pluma y tintero. Espero que disfrutéis de esta lectura, tan curiosa como breve.

El elocuente triunfará en el estrado. El prudente triunfará en la vida.



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