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martes, 13 de enero de 2015

CHARLES LAUGHTON. UN TIPO DIFÍCIL



Billy Wilder, que como todo el mundo sabe, es el dios de Trueba, dijo que Charles Laughton era el más grande de todos los actores. Y dicho por un dios, la cosa cobra mayor importancia. Parece que Alfred Hitchcock no era de la misma opinión, pues una vez declaró: no volveré a trabajar con animales, con niños, ni con Charles Laughton. Se ve que el viejo Laughton era una personalidad controvertida. Sin duda debió ser un poco engreído cuando, burlándose del célebre método del Actors Studio, dijo: un actor del método te ofrece una fotografía; yo prefiero hacer una pintura al óleo. Pero en definitiva, ¿qué actor no posee un ego hipertrofiado? Eso forma parte del bagaje profesional.
Sea como fuere, Charles Laughton fue un gigante de la escena. A partir de su portentoso Enrique VIII, papel en el que consiguió llenar la pantalla con su prodigiosa interpretación, dándose a conocer en el mundo entero, el reconocimiento a su singular talento fue unánime. Desde nuestro blog os proponemos la revisión de la magnífica creación que hizo Laughton del personaje de Quasimodo, el jorobado de Notre Dame. Una completa demostración de talento y sensibilidad en uno de los más difíciles retos a que puede enfrentarse un actor. Como siempre os decimos, haced clic en la imagen, y recrearos con el recuerdo de este auténtico coloso de la interpretación.

Próxima entrega: Ann Sheridan


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