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lunes, 22 de febrero de 2016

EXOPLANETAS. UNA BÚSQUEDA ESTELAR


¿Hay alguien más allá arriba, o estamos completamente solos en el universo? Muchos científicos son optimistas en cuanto a encontrar vida, incluso vida inteligente, en otros mundos. Y lo son simplemente porque el universo es tan grande que probablemente existirán millones de planetas que reunirán las condiciones necesarias para albergar vida. Con un poco de suerte, al menos algunos de ellos habrán producido seres similares a nosotros. Los planetas candidatos, que llamamos exoplanetas, deben estar compuestos por materiales sólidos, situarse en lo que se llama zona o franja habitable de su sistema, a una distancia de su estrella que permita la existencia de agua líquida, y tener un rango de temperaturas compatible con la vida. Además su órbita debe ser estable. El problema radica en las enormes distancias que separan los sistemas solares, y no digamos las galaxias. La imposibilidad de que algún objeto o señal pueda viajar a velocidades superiores a la de la luz, complica considerablemente un probable contacto.

Para empezar, ya resulta bastante complicado detectar planetas más allá de nuestro sistema solar. El primer exoplaneta fue descubierto en una fecha tan reciente como 1992, y el primero que orbitaba alrededor de una estrella similar a nuestro sol, en 1995. Afortunadamente, en la última década se han disparado los descubrimientos, que actualmente arrojan una cifra cercana a los dos mil planetas. Semejante hazaña ha sido posible gracias a ingenios como el espectrógrafo HARPS, el telescopio Corot de la Agencia Espacial Europea, o el Kepler de la NASA. Precisamente el año 2015 se ha puesto en marcha el proyecto CARMENES del Instituto de Astrofísica de Andalucía, cuyo principal objetivo es detectar más de estos prometedores exoplanetas.


El problema es cómo detectarlos. Desde luego, la visión directa puede descartarse de entrada por imposible. Téngase en cuenta que los planetas carecen de luz propia. No queda pues otro remedio que recurrir a métodos indirectos. Las estrellas si emiten luz, por lo tanto, puede detectarse la disminución relativa de su brillo, cuando algún exoplaneta pasa por delante de ellas. Es una especie de diminuto eclipse que en ocasiones no supera el uno por ciento de pérdida de intensidad del brillo. Otra técnica consiste en cuantificar la variación del movimiento de la estrella originado por el o los exoplanetas que la orbitan. Para ello los astrofísicos se basan en el conocido efecto Doppler, analizando el espectro lumínico de la estrella, y las variaciones producidas por los exoplanetas. El método, aunque parezca complicado, permite incluso calcular sus masas y las amplitudes orbitales.

Efecto Doppler

Naturalmente, resulta más fácil detectar planetas grandes, por lo que la mayoría de los descubiertos hasta la fecha, son gigantes gaseosos similares a Júpiter, donde no parece haber posibilidad de vida. El proyecto CARMENES se centra en estrellas de tipo espectral M, similares al Sol, o bien en enanas rojas, algo más pequeñas y frías que nuestro sol. Existen unas trescientas estrellas de este tipo en la zona regional de la Vía Láctea más cercana. Podría decirse en las estrellas de nuestro barrio galáctico. Con algo de suerte, se estima que podrán descubrirse varias decenas de exotierras o exoplanetas parecidos a la Tierra, situados en la franja de habitabilidad, con agua líquida en su superficie y el resto de condiciones adecuadas para albergar vida.

Una vez localizadas esas exotierras, el paso inmediato más lógico será estudiar su atmósfera y tratar de identificar biotrazadores, es decir, compuestos químicos que presenten indicios de actividad biológica. Lo siguiente debería ser acercarnos por allí para comprobar in situ la habitabilidad del planeta, pero me temo que eso pertenece ya al ámbito de la ciencia-ficción. El profesor Bigotini es un optimista incorregible y no pierde la esperanza de realizar un viaje espacial de esta naturaleza. Ahora mismo se halla ocupado en el diseño de una escafandra que pueda albergar su enorme narizota. Seguiremos informando…

Informe para nave nodriza: los terrícolas son seres absurdos. Tienen un solo pene, y lo utilizan para gobernar y para diseñar sus ciudades.



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