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miércoles, 30 de marzo de 2016

LEONARDO ARETINO Y SU COMEDIA POLISCENA


Leonardo Bruni, mas conocido como Leonardo Aretino, nació en Arezzo en 1369. La mayor parte de su vida transcurrió bajo el cielo de la luminosa Florencia renacentista, donde falleció en 1444. Intervino activamente en los avatares políticos de su tiempo. Estuvo al servicio del pontífice Inocencio VII, participó en el Concilio de Constanza y fue Canciller de la República de Florencia desde 1427 hasta su muerte.
En el plano intelectual, Aretino fue lo que se dice todo un humanista, destacando sobre todo como historiador. Su obra más extensa fue la Historiae Florentini Populi, cuyos doce volúmenes no se imprimieron hasta 1492. Fue autor de las biografías de Dante y Petrarca, y tradujo del griego las obras de Platón y Aristóteles.

En biblioteca Bigotini queremos destacar hoy su faceta más poética y literaria. Leonardo Aretino fue autor de la Comedia Poliscena, una obra dramática que acaso es el más lúcido antecedente de nuestra inmortal Celestina. Se trata de una pieza de altura, una de las claves imprescindibles para conocer a fondo la literatura renacentista italiana, fruto de aquel espléndido quatrocento tan pródigo en prodigios artísticos e intelectuales. Haced clic en la ilustración y deleitaos con esta formidable Comedia Poliscena, de la que os brindamos una excelente traducción digital.

Las mujeres feas tienen celos de sus maridos. Las bonitas no, porque están demasiado ocupadas en tener celos de los maridos de las demás. Oscar Wilde.



domingo, 27 de marzo de 2016

TELA DE ARAÑA, EL POLÍMERO ASOMBROSO


A pesar de lo muy espectacular de algunas escenas, en los comic y en las películas de Spider-Man se subestiman en gran medida las propiedades físicas de la telaraña. Para conseguir las proezas que realiza el héroe, no serían necesarias hebras tan gruesas como las que aparecen en la pantalla. Las telarañas reales son polímeros dotados de unas propiedades verdaderamente asombrosas. En el mundo real, la seda que forma la tela de estos artrópodos, se compone de dos proteínas que le aportan fuerza, solidez y elasticidad. Cada una de ellas contiene tres regiones con propiedades bien diferenciadas. La primera forma una matriz no cristalina (amorfa) que aporta a la seda una elasticidad fantástica.

El mecanismo físico por el que funcionan las telas de araña, nos lo describe pormenorizadamente William K. Purves, biólogo californiano: Cuando un insecto contacta con la red, la matriz amorfa se estira, y sus proteínas absorben toda la energía cinética del impacto. Además hay otros dos tipos de regiones cristalinas que refuerzan la seda. Ambas están muy plegadas y se oponen al estiramiento. Una de ellas es rígida. Parece que los pliegues de las regiones cristalinas menos rígidas, anclan los cristales rígidos a la pared amorfa. La seda que conforma los tirantes mide apenas la décima parte del diámetro de un cabello humano, sin embargo, en proporción a su peso, resulta varias veces más resistente que el acero.


Así que ya lo veis, en los tirantes de nuestro célebre Spider-Man podrían columpiarse tranquilamente un elefante o una ballena. Una prueba (otra más) de que la naturaleza es mucho más asombrosa y fantástica de lo que puede imaginarse. Cualquier día dedicaremos un artículo a las propiedades físicas de la nariz del profe Bigotini.

Intentó suicidarse, y casi se mata.



jueves, 24 de marzo de 2016

PARACELSO. ¿MÉDICO O NIGROMANTE?


Su nombre completo era Phillippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim. A nadie extrañará pues que adoptara el apelativo de Paracelso, que además de ser mucho más breve y práctico, homenajeaba a Celso, el célebre médico de la Roma imperial.
Nuestro hombre nació en Zurich en 1493, y se crió en la vecina localidad de Einsiedeln. Su padre, también médico, le inculcó su pasión por la medicina, cursando sus estudios en Basilea, Viena y Ferrara. Dotado de excepcional talento, Paracelso adquirió pronto reputación de sabio tanto entre sus colegas médicos, como entre las gentes del pueblo. Siendo muy joven ejerció su profesión en las minas, convirtiéndose en uno de los primeros médicos y en prácticamente el primer hombre de ciencia que se ocupó en el estudio de lo que ahora llamamos enfermedades profesionales o laborales.

Entre las principales aportaciones de Paracelso a la medicina, cabe reseñar su descripción minuciosa de las estructuras articulares y del líquido sinovial (término que introdujo en los tratados de anatomía). Destacan también sus estudios sobre la naturaleza y el tratamiento de enfermedades como el bocio o la sífilis. Paracelso fue además un gran defensor de la cirugía, una práctica que en su tiempo se consideraba oficio bajo, más propio de barberos que de médicos. Pero acaso su mayor aportación a la ciencia médica fue la introducción de fármacos de origen mineral, químico (o alquímico, como se decía en su tiempo) en el tratamiento de diversas patologías. Hasta entonces la farmacopea estaba prácticamente limitada a las drogas clásicas de origen vegetal conocidas desde la antigüedad greco-latina, y enriquecidas por la medicina del Islam. El uso de este nuevo tipo de sustancias inorgánicas supuso un paso de gigante para la farmacia, cuyo arsenal terapéutico se amplió de forma exponencial. Como ejemplo, hasta la era antibiótica, en el tratamiento de la sífilis se siguieron empleando las sales mercuriales introducidas por Paracelso. Sin embargo, no por ello desdeñó el uso de sustancias orgánicas que habían probado su eficacia. En su tratado Die grosse wundartzney (La gran cirugía), Paracelso apostó por el láudano, y gracias a él su uso se extendió por toda Europa.

Así pues, Paracelso no sólo fue un gran médico, sino que fue lo que hoy se entendería como un médico moderno que desterró prejuicios supersticiosos y adoptó una visión científica de la medicina. En otros términos, si yo hiciera un viaje en el espacio-tiempo al primer tercio del siglo XVI, y tuviera la desgracia de enfermar, procuraría buscar a Paracelso. ¿De dónde procede entonces toda esa fama de personaje controvertido, y hasta de hechicero, que acompaña a la figura de Paracelso? Digamos que de sus otras aficiones, o más bien pasiones, la astrología y la alquimia. En efecto, si repasamos sus obras no médicas, nos encontraremos con cartas astrales, ascendentes, horóscopos, y descendiendo a la Tierra, hasta con gnomos, nereidas, hadas del fuego, espíritus del viento, salamandras, lagartos y una especie de visión mística y pampsiquista del universo.

Y es esa otra faceta esotérica de Paracelso la que ha interesado a autores tan dispares como Goethe, Herman Melville, Nathaniel Hawthorne o Jorge Luis Borges. Una romántica como Mary Shelley (la autora de Frankenstein) consideraba a Paracelso uno de los tres grandes hechiceros de la Historia, junto a Cornelio Agrippa y Alberto Magno. Paracelso aparecía mencionado en los títulos de crédito del film clásico Nosferatu, y en fin, hasta forma parte del mágico universo de Harry Potter.
Paracelso murió en Salzburgo en 1541, y aunque probablemente no halló la piedra filosofal que tanto ansiaba, ni consiguió transmutar el plomo en oro, fue sin duda un hombre excepcional, poseedor de un talento formidable. El profe Bigotini le rinde respetuosa pleitesía, mientras observa cómo bulle su viejo alambique. Ojalá, invocando a Paracelso, se pudieran transformar en oro del más fino las almas de algunos desalmados que, como escribió nuestro inmortal Federico García Lorca, no lloran, por eso tienen de plomo las calaveras…

Los solteros guapos y ricos deberían pagar más impuestos. Oscar Wilde.


domingo, 20 de marzo de 2016

RANDOLPH CALDECOTT, EL GRAN ILUSTRADOR VICTORIANO


Nacido en 1846, y fallecido en 1886, Randolph Caldecott fue uno de los más geniales e inspirados ilustradores del XIX, y también uno de los más brillantes precursores del cómic como expresión artística. Poseedor de una técnica depurada, Caldecott supo plasmar como ningún otro artista los tipos populares y las costumbres de su tiempo. Sus temas hunden las raíces en la vieja Inglaterra rural, su paisaje y su paisanaje.
Como ilustrador literario colaboró en muchas publicaciones de la época, siendo pionero en firmar sus trabajos, popularizando las siglas “R.C.” al pie de cada dibujo. Fue probablemente el primer ilustrador que publicó las colecciones de sus dibujos en libros editados con esa precisa finalidad y con apenas texto.


Caldecott plasmó como nadie las fiestas campestres, las cacerías aristocráticas o las jornadas de viaje en diligencia. Su pluma produjo elegantísimas damas, rodeadas en ocasiones de caballeros algo ridículos. En aquellos años la caricatura deformante, el dibujo de clara intención humorística, estaban reservados al ámbito exclusivo de la política. Randoph Caldecott supo agregar pinceladas de comicidad a las situaciones y acontecimientos cotidianos, con lo que inició el camino de crítica social que han caracterizado a las tiras cómicas y a la ilustración humorística de épocas posteriores. La partida de whist, o la aventura del toro y la señorita, son claros ejemplos de una especie de protohistorietas con las que el artista se adelantó a su tiempo.



También fue pionero Caldecott en la ilustración para niños, y más concretamente en los dibujos de animales humanizados, ratas con levita o sapos con chistera, que adornaron sus álbumes destinados al público infantil. En esto se adelantó un siglo a Disney y compañía, de donde puede deducirse acertadamente que todo está inventado. Reproducimos aquí una reducidísima muestra de su extenso trabajo. Ya sabéis que el formato de nuestros modestos artículos debe ser necesariamente breve. Esperamos, no obstante, que estas pinceladas de su talento sirvan como ejemplo del genio artístico que atesoró Randolph Caldecott, uno de los grandes, y acaso de los más desconocidos, maestros y precursores del cómic.




jueves, 17 de marzo de 2016

ROBERT DONAT. ADIÓS MISTER CHIPS


Robert Donat era todo un caballero inglés que supo imponer su elegante estilo tanto en su Inglaterra natal, como en la meca cinematográfica hollywoodiense. Los ímprobos esfuerzos vocales de sus primeros años le proporcionaron una dicción perfecta, que unida a su palmito, le catapultó al estrellato.
Su carrera y su vida fueron desgraciadamente demasiado cortas. El asma crónica que padecía le llevó a la tumba siendo aun muy joven. Paradójicamente se despidió del cine y de sus muchos admiradores con un adiós, Adiós mister Chips, una comedia encantadora, ideal para servir de colofón a su trayectoria.
Nuestro blog os invita a admirar a Robert Donat en la que seguramente es su película más célebre y su mejor trabajo: Los 39 escalones, la última cinta británica de un Alfred Hitchcock que por entonces era ya todo un maestro. Haced clic en la carátula y disfrutad de este clasicazo en el que Donat alternaba con una espléndida Madeleine Carroll. Cada escena es Hitchcock en estado puro. No tiene desperdicio.



Próxima entrega: Marlene Dietrich


domingo, 13 de marzo de 2016

SALZBURGO. MÚSICA, SONRISAS Y LÁGRIMAS


El profe Bigotini y sus encantadoras acompañantes, a su llegada a Salzburgo, se alojaron en un hotelito de las afueras situado en un idílico paisaje. Una residencia para universitarios que durante los meses de verano funciona como un albergue. Para llegar al centro, hay que atravesar un túnel peatonal excavado en la montaña.
La vieja Salzburgo (también ciudad imperial) no defrauda las expectativas soñadas por el viajero. Callejas serpenteantes y bien cuidadas. Cada cuatro pasos una plazuela con algún detalle hermoso. Magníficos jardines… Y música, mucha música de la mejor. Los festivales de Salzburgo, que se celebran en la época estival, reúnen a los mejores intérpretes. Sobre todo en materia operística, Salzburgo ha adquirido una más que bien merecida fama.


Antes de los conciertos y las representaciones recomendamos al viajero un paseo por las márgenes del río, alguna que otra cervecita bien fría, una goulashsouppe para almorzar, y una cena en el histórico restaurante situado frente a la casa de Mozart (no tiene pérdida), y decorado como una vieja posada del XVIII. Ensaladas, el snitzel más grande de Europa, y un vinillo blanco burbujeante que alli llaman witherspritzzel, y sirven casi helado. Todo muy rico y muy abundante.
También es obligada la visita a la abadía benedictina que aparecía en la célebre película Sonrisas y lágrimas. Desde aquel paraje elevado se domina una panorámica única de la ciudad alpina. Más cervezas en una deliciosa terraza sobre el mirador. Fotos, bromas, canciones (las de la película, naturalmente), sonrisas sin lágrimas y risas incontroladas. La felicidad plena.


Siguiendo con la gastronomía, otra de nuestras pasiones, no hay que dejar de almorzar en el mercado de pescados junto al río. Para descansar un poco de las suculentas carnes de la zona, no vienen mal unas gambas, unos calamares fritos, unas brochetas de atún y una fresquísima ensalada de salmón. Por la tarde compras, después más música, y para terminar la jornada por todo lo alto, una gran cena en el famoso Sternbraü, el restaurante más típico de Salzburgo, en el barrio comercial. Ensalada de fiambres, goulash, generosos entrecottes, strudel frutal y la celebérrima sachertorte de untuoso chocolate. Tremendo.

En el viejo castillo, en lo más elevado del monte que domina la ciudad, hay un museo de títeres y marionetas, sala de armas y las inevitables mazmorras con sus primorosos instrumentos de tortura. Una muestra de la más refinada cultura occidental. Bajando del castillo, al final de la empinada cuesta, se encuentra el Inhaner, un alegre biergarten, un edificio histórico en cuya espléndida terraza se disfruta de buena comida y bebida, y de una vista magnífica. Allí sirven un estofado local nada desdeñable, y el que aseguran que es el dulce más típico de Salzburgo, una especie de soufflé de merengue que crece y se esponja en el horno hasta alcanzar un volumen espectacular. Lo sirven sobre un lecho de mermelada de arándanos, y resulta verdaderamente delicioso. Otro de los placeres inolvidables de la placentera Salzburgo. Todavía con el regusto dulcísimo del soufflé en el paladar, y con la chispeante música alegrando sus corazones, Bigotini y sus chicas se despidieron de la encantadora Salzburgo, prometiendo volver.

El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y habla sin tener nada que decir. Mark Twain.



jueves, 10 de marzo de 2016

BAUDELAIRE, EL POETA MALDITO


harles Pierre Baudelaire, parisino nacido en la primavera de 1821, es acaso el más lúcido exponente de lo que algunos han llamado el malditismo poético. Tuvo una infancia difícil marcada por el fallecimiento de su padre y el segundo matrimonio de su madre con un padrastro al que el pequeño Charles nunca aceptó. Tras una dura adolescencia en un internado, Baudelaire se convirtió en un joven rebelde. Fijó su residencia en el célebre Barrio Latino, sumergiéndose en su ambiente bohemio y entregándose a toda clase de excesos. El alcohol, las drogas y el sexo formaron parte de su iniciación vital y de su incipiente toma de contacto con la literatura y el arte en general, a través de amistades como Sainte-Beuve, Gérard de Nerval, Ménard, Banville o el mismo Balzac.

Edouard Manet. Retrato de Jeanne Duval

Franz Kupka. Retrato de Baudelaire
Según sus biógrafos, una vieja prostituta le contagió la sífilis. A los veintiún años, tomó como amante a una mulata llamada Jeanne Duval, cuyo aspecto conocemos gracias al retrato que hizo de ella Édouard Manet. Charles fue fiel a Jeanne a pesar de la oposición de su familia, y continuó con su vida disipada a pesar de los esfuerzos de su padrastro, general del ejército y alto cargo del gobierno francés.
Fue en el turbio ambiente de los bajos fondos parisinos donde Baudelaire modeló su peculiar estilo poético y forjó su leyenda de vividor al límite e irreductible bohemio. Como tantos otros poetas de su generación, abandonó el romanticismo y abrazó el simbolismo de manera entusiasta, siendo uno de sus representantes más genuinos. Baudelaire el crápula, Baudelaire el libertino, se entregó a la escritura de forma febril, reflejando en sus poemas aquello que más podía escandalizar a los bienpensantes burgueses de la época.


Fruto de esa fiebre poética fueron sus Flores del Mal, obra con la que terminó de dibujar su autorretrato de poeta maldito. Su publicación en 1857 desató una violenta polémica en la opinión pública y en la crítica, que tachó la obra de “ofensa para la moral y las buenas costumbres”. Baudelaire fue procesado, y las diferentes reediciones de su obra fueron censuradas y mutiladas. Falleció en 1867 víctima de las secuelas de la sífilis, en los brazos de su madre, que le acogió y cuidó durante las últimas fases de su enfermedad.
Baudelaire reconoció en su obra la influencia de autores como Hoffmann y Edgar Allan Poe. A su vez, influyó notablemente en otros simbolistas franceses como Rimbaud, Mallarmé o Verlaine. Más tarde su poesía encontraría eco en autores tan dispares como Marcel Proust o T.S. Eliot, que reivindicaron su memoria. Tampoco Rubén Darío, nuestro nicaragüense universal, ocultó su admiración por el genial autor de Las flores del mal.

Como modestísima muestra del talento de Charles Baudelaire, biblioteca Bigotini os ofrece la traducción al español de su soneto La campana hendida, una brevísima pincelada poética que esperamos sirva como comienzo que os acerque al genio espléndido de este bendito poeta maldito. Haced clic en la ilustración y dejaos arrastrar por el ambiente brumoso de sus versos.

La gloria es un veneno que hay que tomar a pequeñas dosis. Honoré de Balzac.



lunes, 7 de marzo de 2016

PARANTHROPUS ROBUSTUS, UN CALLEJÓN SIN SALIDA


Entre finales del Plioceno y principios del Pleistoceno vivió en África sudoriental (actuales territorios de Sudáfrica y Tanzania) otro simio meridional pariente cercano de Australopithecus afarensis y Australopithecus africanus. Diferentes hallazgos fósiles recibieron diferentes nombres: Australopithecus robustus, Paranthropus robustus, Paranthropus aethiopicus o Paranthropus bosei. Hoy no se duda de que tales hallazgos corresponden a la misma especie, con las mínimas diferencias morfológicas, consecuencia de varios milenios de evolución. Estamos ante una posible línea secundaria de la evolución humana, una especie corpulenta que surgió hace unos dos millones y medio de años, para extinguirse hace más o menos un millón de años.


Su estatura era relativamente elevada para un australopitecino, alrededor de 160 cm. Su peso no debió sobrepasar los 50 o 60 kilos. El cerebro, de unos 500 cc., era apenas un poco más voluminoso que el de A. afarensis o A. africanus, pero su rostro fue sin duda más simiesco que el de ellos. Este detalle, junto a las enormes y fuertes mandíbulas terminan de definir a Paranthropus robustus como especie, y le confieren su peculiar carácter.

Como el resto de sus parientes australopitecinos, P. robustus había abandonado los bosques y se había adaptado a la vida en las planicies. Por los detalles de su dentadura, puede afirmarse casi con total seguridad que se trataba de una criatura exclusivamente vegetariana. Sus potentes mandíbulas y poderosos molares le permitirían alimentarse de raíces, semillas, tallos y frutos duros. Todo parece indicar que en la cadena trófica de la sabana africana, Paranthropus no era un cazador, sino más bien una presa, ya que la mayor parte de los esqueletos mejor conservados proceden de cadáveres que habían sido la comida de algún carnívoro. Existe un célebre cráneo roto con marcas que coinciden exactamente con los dientes de un leopardo.


Las enormes mandíbulas de Australopithecus robustus estaban impulsadas por unos músculos poderosos, que se insertaban en una cresta situada en la parte superior del cráneo, la llamada cresta sagital. Esta característica dio origen a uno de los nombres oficiosos por el que se conoce a esta criatura: “cascanueces”.
A la vista de los fósiles de que hasta el momento disponemos, todo indica que la línea evolutiva que a través de Homo habilis y Homo erectus conduce hasta nuestra especie, pudo partir con mayor probabilidad de Australopithecus afarensis, la pequeña y grácil Lucy de la que hablamos en un reciente artículo. Así pues, Paranthropus robustus no fue más que otro callejón sin salida evolutivo, un pariente más simiesco que humano. Pero cuidado, como hemos dicho tantas veces, no por eso debemos considerarlo como una especie de fracaso. Ni mucho menos.


Paranthropus robustus floreció durante un millón y medio de años (mayor antigüedad de la que hasta ahora tiene nuestra especie). Durante todo ese tiempo fue capaz de sobrevivir con notable éxito en un ambiente hostil plagado de predadores e innumerables peligros. No cabe duda de que eran criaturas perfectamente competentes biológicamente y extraordinariamente adaptadas a su hábitat. Quede constancia de nuestro modesto tributo a tan inteligentes simios, y de nuestro agradecimiento por las excelentes reconstrucciones de Raúl Martín y Mauricio Antón.


Yo no soy vegetariano, pero me gusta comer animales que si lo son. Groucho Marx.



viernes, 4 de marzo de 2016

CHRISTIAN GOLDBACH Y SU NO RESUELTA CONJETURA


El genial matemático Christian Goldbach fue un prusiano nacido en 1690 en la ciudad de Königsberg, que actualmente pertenece a Rusia con el nombre de Kaliningrado. Trabajó desde 1725 en San Petersburgo y más tarde en Moscú, relacionándose con los principales matemáticos de su época, como Bernoulli, Euler o Leibniz. Sus trabajos matemáticos fueron numerosos y meritorios, destacando sus contribuciones sobre potencias perfectas. Enunció también la llamada conjetura débil de Goldbach, según la cual, todo número impar mayor que cinco puede escribirse como la suma de tres números primos. Fue resuelta mediante modernos métodos de computación en 2013 por el matemático peruano Harald Andrés Helfgott.

Königsberg

Pero por lo que se conoce universalmente a Christian Goldbach es por su célebre conjetura fuerte, que enunció en una carta dirigida a su colega Euler y que reproducimos al margen. Goldbach conjeturó que todos los números pares mayores que dos se pueden representar como la suma de dos números primos. En vida de su autor nadie consiguió demostrar esta conjetura, y hoy en día, 300 años después, todavía nadie ha logrado una demostración formal y concluyente. Tampoco ha podido encontrarse ningún contraejemplo. Mediante el cálculo computacional podemos afirmar que la conjetura es válida para todos los números pares menores que un trillón (1018). Si alguien se anima a continuar, ahí está el reto.
Christian Goldbach falleció en Moscú en 1764. Desde nuestro blog rendimos un modesto homenaje a su memoria y a su obra.

Supongamos que no existieran las situaciones hipotéticas…