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miércoles, 7 de septiembre de 2016

TEORÍA DE JUEGOS, SIMULACIÓN Y ESTRATEGIA


Los juegos de estrategia son conocidos desde la más remota antigüedad. Unos son sencillos como el juego de tres en raya, otros como el ajedrez, pueden complicarse extraordinariamente. Con un poco de práctica, y siempre que se defina una buena estrategia, es imposible perder en el tres en raya. Suponiendo que ninguno de los contendientes cometa un error, el juego podría prolongarse indefinidamente. La teoría de juegos se define como el estudio matemático de las diferentes estrategias en los diversos juegos. ¿Cuál es la mejor estrategia para ganar el célebre juego infantil de piedra, papel o tijera. Si decidimos apostar por piedra con una frecuencia superior a las otras dos opciones, nuestro oponente puede detectarlo y elegir con mayor frecuencia la opción papel. A no ser que seamos capaces de descubrir una pauta en las elecciones del adversario, la mejor estrategia a largo plazo, al menos la menos mala, será elegir cualquiera de las opciones al azar. Adoptando esta estrategia aleatoria, ganaremos, empataremos o perderemos con la misma probabilidad.


Lo anteriormente descrito es lo que suele denominarse equilibrio. John von Neumann y John Nash, acaso los más importantes expertos en teoría de juegos, demostraron en su momento que en una amplia variedad de juegos de estrategia, la mejor que puede adoptarse a largo plazo es aquella que garantice el equilibrio.
En el terreno filosófico, el célebre dilema del prisionero es el ejemplo más extendido de la aplicación práctica de la teoría de juegos a la resolución de problemas reales que se presentan continuamente en gran cantidad de ámbitos, desde la política o la economía (recuérdese la experiencia fracasada en 2015 del ex ministro griego Varufakis), a la biomecánica o la inteligencia artificial.


De manera que la teoría de juegos va mucho más allá de los simples juegos. Sin embargo, y sin abandonar el territorio lúdico, parece evidente que los juegos presentan todavía grandes retos. El canadiense Jonathan Schaeffer y sus colaboradores desarrollaron en 2007 una estrategia infalible para el juego de las damas. El programa de ordenador que diseñaron no pierde jamás. Otra cosa muy diferente es el ajedrez. Cierto que ya existen programas muy complejos que han demostrado ser capaces de derrotar a grandes campeones, pero lo que se dice una estrategia perfecta dista mucho aun de ser una realidad. La estrategia perfecta en ajedrez es todavía un sueño remoto. Ello se debe a la enorme cantidad de combinaciones posibles que pueden desarrollarse en una sola partida. ¿Cuál es esa cantidad de combinaciones? A los lectores habituales de nuestro blog, acostumbrados ya a otros muchos datos asombrosos, seguramente no les extrañará saber que un cálculo aproximado indica que la cantidad de movimientos posibles en una partida de ajedrez, supera al número de átomos existentes en el universo.

Si no tienes necesidad de jugar, mejor será que no juegues. Si tienes auténtica necesidad de jugar, no juegues por nada del mundo.



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