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martes, 24 de octubre de 2017

ANTIMATERIA, LA CARA OCULTA DE LA FÍSICA


Publicado en nuestro anterior blog en septiembre de 2012

Paul Dirac
No es ningún secreto que las matemáticas abstractas, como ciencia especulativa, van siempre un paso por delante de la física, que es una ciencia fundamentalmente experimental. El gran físico británico Paul Dirac planteó en 1928 una ecuación relativa al movimiento de los electrones que predecía la existencia de una partícula con la misma masa del electrón, pero con carga positiva. Esto que en un principio se llamó antielectrón, terminó apareciendo en 1932 en el laboratorio americano de Carl Anderson, que bautizó al antielectrón como positrón, nombre que finalmente adoptó la comunidad científica.

En 1935 el acelerador de partículas de Berkeley produjo el antiprotón (con idéntica masa que el protón, pero con carga negativa). En 1995 los científicos del CERN (a los que recordaréis por el reciente post del bosón de Higgs), crearon el primer átomo de antihidrógeno (¿o quizá debería decir antiátomo de hidrógeno?). En suma, lo que parecía una mera ficción es ya una realidad tangible: la antimateria, la famosa antimateria que propulsaba las naves espaciales en las novelas que devorábamos los jóvenes de mi generación (allá por la edad del bronce), resulta que no es ningún cuento chino. Existe y funciona. Las reacciones materia-antimateria encuentran aplicaciones prácticas en  medicina nuclear. La tomografía de emisión de positrones (PET) se nutre de la formación de imágenes a partir de la emisión de rayos gamma por un radioisótopo emisor de positrones, lo que se llama un trazador, o lo que es lo mismo, un átomo con un núcleo extremadamente inestable.


Naturalmente el riesgo está en eso precisamente, en la inestabilidad de la antimateria. Clifford Pickover afirma que si alguien sostuviera un trozo de antimateria en la mano, explotaría de inmediato con la fuerza de miles de bombas de hidrógeno. La antimateria se aniquila con un estallido de energía si entra en contacto con la materia ordinaria. Sin embargo, parece demostrado que por cada partícula material presente en el universo, debe existir su correspondiente antipartícula. ¿Dónde está toda esa enorme cantidad de antimateria? El acuerdo general es que en una inspección casual la antimateria sería prácticamente indistinguible de la materia ordinaria. Parece demostrado que se pueden formar antiátomos a partir de antielectrones y antiprotones. Michio Kaku va aun más lejos al afirmar que en algún lugar del “antiuniverso” habrá “antiplanetas” poblados por “antigente”…

Ya os he dicho varias veces que la realidad científica supera de largo a la ficción. No creáis nunca a quien os diga que el mundo en que vivimos es aburrido o predecible. El futuro no está escrito, y en algún lugar de la página en blanco hay un espacio reservado para lo que tú aportes. Ah, se me olvidaba, apagad la tele de una vez, por favor. Veréis qué diferencia.

La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien la conecta, me voy a la biblioteca.  Groucho Marx.



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